2/9/13

Ser totalmente deconstruida. Ser despojada de mis ropas, de mis rutinas, de mis cosas, de mi futuro. Todo se desvanece y me quedo desnuda observando el cambio con lágrimas en los ojos. Ahora sé qué es no tener absolutamente nada. A nadie. Sentirse sola y aislada del mundo. Lo que es tener que, a pesar de los miembros doloridos y rotos, intentar volver a vestirse con otras ropas, intentar construir de nuevo la casa, apilar ladrillo a ladrillo la vida, intentar que florezca un futuro que no es mío, que es de otros, pero es que yo ya no soy yo, y yo ya no soy otra, yo ya no soy nada.

1 comentario:

JM dijo...

Un texto tan bello como triste. Ojalá no sea ese tu estado de ánimo, y si lo es, ojalá no lo sea por mucho tiempo. Porque no hay nada peor que sentirse nada, que deshacerse en nada, sentirse deshilachado en nada.