Allá
cuando el papel se rasgaba solo
sin esfuerzo
con palabras cálidas
con el corazón tan tierno
Allá
La razón que sepulta la piel, la voz,
lo sentido,
se deshace
Tanto tiempo aguantando la respiración
tantos años indoloros
Y ahora la latencia de lo enterrado
vibra en mi boca
Despierta la sed que reposaba quieta
en su ignorancia
De qué voy a beber sino de este corazón que late y perfora,
este muerto que yacía dentro
y ahora baila
y florece mi cuerpo
De qué voy a vivir
sino de esta palpitación que me llama.
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