Las yemas de las ramas
de los cerezos
Las percibo como dedos que emergen de lo dormido
Son extremidades casi animales
suaves y cálidas
de las que intuyo un aliento vital
con savia recorriendo como me recorre a mí la sangre
Del mismo material que las yemas de mis dedos
ávidas de acariciar
el calor del que brotan
Crecen hacia arriba porque señalan al cielo,
porque desean tocar la primavera.
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