Paso a paso voy recorriendo el camino que es tu espalda, tu cuello, tu oreja, tu sien, tu frente, tu nariz, tu boca, tu barbilla; y otra vez tu cuello y tu espalda. Sólo sonidos guturales son capaces de hacernos entender lo que no se dice pero se siente, se huele, se piensa. El silencio es la mejor de las melodías cuando nos encontramos a ciegas, y nos contemplamos con las manos y con los perfumes, las texturas, los sabores. Es un lanzarse al vacío al saber que pendes de una cuerda, invisible pero existente y firme. Entonces me zambullo en lo que eres tú y en parte soy yo, ya sin máscaras ni adornos: únicamente, nuestra esencia.
Foto: La fuente de la vida.

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