De unos días hacia acá, me encuentro reconciliándome con la fotografía, ese amante que a la vez tanto duele. A veces se va y no vuelve, y crees que no la volverás a ver. Pero parece que ha vuelto.
Y me doy cuenta de que nunca se ha ido cuando, al descubrir una nueva galería en flickr que me gusta al caer por azar en una de sus fotografías, le doy a la primera, me preparo, cierro todas las demás ventanas para dedicarme únicamente a ese placer. El placer de observar, aprender y sentir. Y me preparo como si fuese a ver una película, corrijo mi postura y pillo algo de comer. Como si fuese a abrir una bolsa de cosas nuevas que nadie ha visto todavía.
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