20/8/13

Soy una de esas personas a las cuales la tristeza las inspira,  a las que el dolor les provoca poemas, escritos, canciones, fotografías.
No me avergüenza admitir que los momentos más fructíferos de mi vida son aquellos en los que sufro, los aprovecho para crear, todo surge sin ningún esfuerzo, todo sale y emerge sin más. Había creído que sería así siempre.

Descubrí que no. Cuando la tristeza es tan, tan grande, aunque se intente apartarla de la vida diaria, cuando es tan grande y está ahí, siempre presente, sin abandonarme... cuando es tan pesado su dolor, cuando no se puede apenas caminar recto... no hay nada sobre lo que escribir. Es tan obvio el sufrimiento que sería absurdo intentar plasmarlo en palabras estúpidas que no reflejan nada.


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