21/10/13

Los poemas encierran enfermedades.


Hay que ser precavido con los poemas. Hay que tantear muy bien lo que uno lee, abrir con miedo las páginas, taparse los ojos con la mano entreabierta, dejando que se escapen algunas palabras o versos, como "fue una tarde de viento" o "y tú no estabas". Los poemas encierran enfermedades de muchos tipos, pero es La enfermedad la que de verdad inunda y encama, la que estruja desde dentro y deja sin aire, y se oye de lejos un aullido salvaje hacia dentro del cuerpo, un suspiro, el último jadeo que termina siendo un estertor moribundo que seca y vacía la piel del lector valiente.

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