El musgo.
El musgo
Esta es la Patria del gamo
pero antes es la patria
del musgo fino y callado.
Aunque tus ojos, chiquillo,
rebrillaron en los álamos
y gritaste al encontrar
maitén-sombrea-ganados,
también te enamorarás
del musgo aterciopelado,
del musgo niño y enano,
humilde y aparragado.
Ellos no quieren subir
como el pino encocorado
y no pidieron ser vistos
ni doncelear de ramos.
Ellos duermen, duermen, duermen,
y callan empecinados,
dueños del tronco del coigüe,
de las moradas vacías
y del jardín abandonado.
Abájate y acarícialos,
que aman ser acariciados.
A los vivos ellos visten
y crecen con gran fervor
en donde sueñan los muertos
que están bien adormilados.
Ellos han sólo a la noche
su corona de rocío
y en subiendo el sol se acaban...
Gabriela Mistral
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