Septiembre es el mes más cruel.

(Foto: I want to grow old with you)

No quería ocupar con cualquier estupidez el espacio de la anterior entrada, de la cual me siento orgullosa porque creo que pude plasmar lo que sentía, y eso de un tiempo a esta parte ocurre más bien poco.
Pero necesito un sitio para escribir cosas como que ayer te dije lo más bonito que te podría haber dicho nunca, que despedirse de ti ya sea por un día es de las cosas más duras que me tocan hacer, que lloro a escondidas (o no) cuando me viene la nostalgia diaria, nunca a la misma hora, pero siempre puntual.
Que ya no puedo concentrarme en cualquier otra cosa en lugar de regocijarme en mi tristeza, acto que me tenía prohibido desde hace dos semanas, pero que he sido incapaz de cumplir.
Mis propósitos se van por el desagüe. Mis lágrimas también.

Septiembre es el mes más cruel, (como quien dice).